Son muchas las ocasiones, en las que te sientes orgullosa de tus alumn@s, y esta vez, superó con creces mis expectativas.
Teníamos que preparar una actuación para el Festival de Navidad. Tenía claro que sería una obra de teatro pero... ¿cual? Buscaba y buscaba sin encontrar nada. Un día, lo comenté con una compañera de infantil y me aconsejó que le preguntará a los alumnos que podíamos hacer.
Dicho y hecho, nos pusimos manos a la obra y empezó uno de los procesos creativos más satisfactorios hasta ahora de mi carrera profesional.
A los alumnos les pedí, que hicieran una lista de lo que ellos creían que era la Navidad. Que pensaran y escribieran un pequeño relato para compartir con sus compañe@s.
Era el día de halloween y nos trasladamos a la biblioteca para dar la clase allí. No sabemos si fue la influencia de los libros, la magia de las hadas de nuestro árbol o simplemente la enorme capacidad de mis alumnos, pero empezamos a leer los relatos y todos nos parecían estupendos.
Cogimos un párrafo de aquí, una frase de allí, una idea del otro lado hasta que en unos días teníamos la obra casi escrita.
Una vez terminada la obra, ¿quienes serían los actores?, una vez más me sorprendieron. Sabían perfectamente quienes podían representar a los distintos personajes.
Las familias desde sus hogares nos facilitaron el vestuario necesario. Gracias por vuestra colaboración.
Nos pasamos muchos días ensayando (gracias compañeras de infantil, por facilitarnos la sala de psicomotricidad).
Y llegó el gran día de la representación, no sin tener un ensayo general al que acudieron las familias.
Todo eran nervios, ilusión, emoción, algo o mucho de miedo escénico. Todo salió perfecto, bueno... todo no. Me emocioné tanto que no pude grabar la actuación porque no atinaba a poner en marcha mi dichoso ipad, ( no os preocupéis que una mamá del AMPA lo grabo todo).
Quizás, lo más curioso de toda esta aventura es que a día de hoy todavía a mucha gente que no se creen que estos estupendos niños de 4.º C hallan escrito esa Aventura de Navidad.
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